Coleccionismo, ocio e Ilustración. La biblioteca del infante don Luis de Borbón Farnesio
Inmaculada Arias de Saavedra Alías
El infante don Luis de Borbón Farnesio, hijo varón menor de Felipe V e Isabel de Farnesio, que con catorce años ya ostentaba los cargos de arzobispo de Toledo y Sevilla y cardenal, es una de las figuras más interesantes de la familia real durante el siglo XVIII. De su madre heredó el afán coleccionista y el amor por las artes. Abandonada la carrera eclesiástica y convertido en conde de Chinchón, en sus palacios de Boadilla del Monte y Arenas de San Pedro cultivó sus aficiones y fue un gran mecenas de músicos como Boccherini y de pintores como Paret y Goya. Su vida personal no fue afortunada, buena parte de ella transcurrió en la corte, a la sombra de su madre y de su hermano Fernando VI. Tras años de escandalosa soltería, al fin contrajo un matrimonio, que por imposición de su hermano el monarca Carlos III, tuvo que ser desigual, lo que le apartaba de la sucesión al trono y condenaba a su familia al ostracismo. Sus últimos años estuvieron marcados por la soledad y el destierro de la corte y sitios reales. En la obra se traza una síntesis de su trayectoria biográfica y se hace un estudio exhaustivo de su fabulosa biblioteca de más de cinco mil volúmenes. La librería del infante don Luis, una de las bibliotecas privadas más importantes de su época, aunaba en su seno lo más destacado de la literatura, historia y pensamiento de la cultura clásica grecolatina, humanista y de los siglos XVI y XVII de España y Europa, al tiempo que estaba abierta a las corrientes más innovadoras del movimiento ilustrado y del pensamiento científico de su época, con numerosas obras en distintos idiomas y editadas en el extranjero y un selecto conjunto de libros prohibidos por la Inquisición. Una biblioteca que era un elemento de ocio, pero también un exponente de prestigio social para su dueño que, no solo era un gran coleccionista de obras de arte y tenía un valioso monetario, sino que albergó en sus palacios uno de los primeros gabinetes de historia natural del país e incluso un pequeño zoológico. No cabe duda de que esta biblioteca constituye uno de sus logros más brillantes.