Blog de la Red Global-ANSWER 'Trabajo Social y Movilidad Humana': un proyecto europeo de investigación en trabajo social en contexto de policrisis
Por Enrique Raya-Lozano, Universidad de Granada, 6 de octubre de 2022
Presentamos aquí el Blog de la Red Global-ANSWER “Trabajo Social y Movilidad y Humana” que nace en el marco del proyecto “Global social work and human mobility: comparative studies on local government and good social work practices in the euro-mediterranean región”, enmarcado en el programa Marie Sklodowska-Curie Actions - RISE de H2020 financiado por la Comisión Europea.
Este proyecto europeo se enfoca al desarrollo de un trabajo social y una política de acción social territorial que frenen el deterioro de la convivencia, de las instituciones democráticas, del medio ambiente, y esto, atendiendo a uno de los nudos gordianos de la construcción europea: las migraciones de países extra-comunitarios, entendidas en su sentido amplio (movilidad humana). Pretendemos, a través de la investigación, la formación, la transferencia de conocimientos y el desarrollo de actitudes, impulsar “buenas prácticas” en el trabajo social y en la política local y de red que puedan ayudar a reconstruir sociedades integradoras y plurales, en un mundo en movimiento acelerado cuyo rumbo hace tiempo que dejó de entreverse.
Al equipo internacional de esta propuesta (Italia, Suecia y España) nos une la común comprensión de las potencialidades del trabajo social, como saber académico y como práctica profesional, suficientemente definidos ya a escala internacional: aun con las limitaciones teóricas y profesionales propias de su naturaleza, nos consta que el trabajo social colabora positivamente en la comprensión del complejo mundo social actual y, a la vez, coadyuva a cambiarlo, a mejorarlo, desde la práctica profesional (¡recordemos que es una profesión de más de un siglo de reconocimiento internacional!), y desde la formación inicial y continua, pero también desde la investigación, que sitúa en el centro de su práctica y de su saber a la persona humana, su dignidad, la garantía de sus inalienables derechos en libertad, exigentes de una justicia social global y de un consecuente trato en igualdad.
El territorio, lo local, organizado y gestionado por las administraciones públicas y participado por las iniciativas sociales, junto a la acción ciudadana informal, comunitaria, creemos que es el espacio en el que se ha de realizar de manera empíricamente evidente la justicia social, la libertad y la igualdad. Este trabajo social territorializado que defendemos es consciente del espacio en el que se desarrollan las personas, cuáles son las condiciones de posibilidad de un tal desarrollo “social” (es decir, socio-económico, político y cultural), que construye y provee los marcos imprescindibles para todo desarrollo individual, personal. Pero también es consciente que las dinámicas locales, en un mundo cada vez más interconectado y mundializado por el sistema económico, las tecnologías de la información y la comunicación y el desarrollo del transporte, depositan el origen de buena parte de sus lógicas locales en los espacios y flujos globales, requiriendo respuestas igualmente globales, concertadas, internacionales.
También tenemos la convicción que todo desarrollo social, en contextos democráticos (contextos constitutivos del propio concepto de “desarrollo”, desde nuestra perspectiva ético-política), no es cuestión solo o principalmente “de ingeniería social”, de “gestión” (sea esta pública o no): la ciudad, la Polis, la comunidad constituida por una ciudadanía libre e igualitaria radica en la vida social de quienes la componen, en sus prácticas, discursos, proyectos: ciudadanos y ciudadanas que participan, que dialogan, que luchan, que negocian, que se movilizan, que exigen, que supervisan, que evalúan, que identifican y defienden “lo común” y… que proponen, organizan y gestionan, unas veces directamente, otras, a través de sus representantes libremente elegidos con el mandato de formar la voluntad colectiva, todo esto en el marco de una normas plasmadas en la legislación democrática.
Pero es ya una evidencia, para toda persona aún no contaminada por el virus de la desinformación o la bacteria de la postverdad, que en las últimos lustros hemos entrado, en España, en Italia, en Suecia…en todo la Europa Comunitaria, en el resto de Europa y a escala global, en una larga etapa de turbulencias de todo tipo (económicas, políticas, culturales, medioambientales, militares…) que a todo el mundo nos afectan, más o menos directamente, en nuestra vida.
Ciertamente el conjunto del sistema-mundo anda sumergido en una crisis permanente, una concatenación de convulsiones económicas y políticas de distinta causalidad, que no nos dejan apenas respiro. Por supuesto que esta crisis que no cesa no proviene solo de la Gran Recesión (2008-2012), y menos, de la actual pandemia de COVID-19, que se acerca a su fase final según la OMS, después de casi cuatro años de su declaración: viene de mucho más atrás (principios de los 70 del siglo pasado).
La salida “por la derecha” de aquella gran crisis del capitalismo internacional, consiguió que se implantara en los gobiernos de los Estados “centrales” (los de mayor peso económico-político y militar) el llamado “neo-liberalismo”, ideología económico-política que supuso un ataque internacionalmente concertado a la redistribución de la riqueza, por la vía del Estado de bienestar y sus políticas sociales activas. Tal ideología, fundamentada en teorías económicas y políticas, tuvo un efecto adormecedor, anestesiante, para la mayoría del cuerpo social, en el que irrumpían nuevas “patologías sociales” coexistentes con los viejos problemas, a partir de entonces, agravándose: si a las clases y fracciones de clase les iba (cada vez) mejor, con la libertad global de movimientos de la riqueza inversora, sin ataduras para moverse globalmente, a todo el resto del mundo le iría mejor. Pero si las poblaciones se veían impulsadas a desplazarse (migraciones), forzadas por la pérdida de oportunidades en sus territorios, a la búsqueda de nuevas oportunidades, se vociferaba el peligro que suponía pasar la frontera de territorios en los que, a duras penas, se mantenían los servicios de bienestar existentes en minoración: era urgente construir barreras protectoras para “la avalancha” de competidores y competidoras (aunque, en la práctica, se necesitara su presencia como mano de obra para determinados nidos laborales, en los que escaseaban trabajadores o trabajadoras disponibles)
En el contexto de este campo contradictorio de fuerzas se opera hoy en trabajo social y en acción social local, pública o del “tercer sector”, cuando la policrisis se ha cronificado, profundizado. Queda ahora a la intemperie un sistema de organización económico-social cuya sentido depredador ha logrado desequilibrar nuestro gran y común ecosistema vital, el planeta Tierra, con todo tipo de catástrofes naturales en aumento, directamente causadas por calentamiento global que amenaza nuestras organizaciones sociales, y que obliga a resetear la gobernanza de nuestras sociedades, y por ende, las profesiones, ocupaciones y tareas que se encargan de atender “lo social” de los sectores más vulnerables, receptores de los peores impactos.
Dos hitos están condicionando/reconfigurando y complicando, por momentos, este proyecto de investigación-acción europeo, inicialmente diseñado para la movilidad internacional de investigadores/as y profesionales en ejercicio: la pandemia COVID-19, que nos obligó a suspender las acciones en sus inicios (marzo, 2020); y, recientemente, justo cuando, por fin, nos hemos puesto de nuevo en marcha (enero 2022), la irrupción de una guerra en el corazón de Europa, la de Ucrania, tras la invasión militar ilegal e ilegítima por la Federación Rusa, que ha provocado ya más de 7 millones de personas refugiadas, distribuidas por los países que formamos la Unión Europea, a la par de una crisis energética sobrevenida, de incierto futuro.
Nos referimos, en este proyecto de investigación-acción europeo, de carácter colaborativo y participativo, de manera especial, al trabajo social que interviene profesionalmente con las distintas figuras que forman la movilidad humana global: inmigración económica, regular e irregular, infancia y adolescencia que migran sin referentes adultos, mujeres víctimas de la trata, personas refugiadas y solicitantes de protección internacional, familias transnacionalizadas de clases populares, etc., etc. Y a la gobernanza local y de iniciativa social que organiza y gestiona los servicios y programas que emplean a esta profesión y otras afines. Lo hacemos, tomando como marcos de referencia jurídico-política dos países mediterráneos, Italia y España, y un país nórdico, Suecia. Hemos planificado la acción investigadora de manera propia de un RISE, el subprograma financiador de la Comisión Europea (Research and Innovation Staff Exchange-RISE), del Programa Marco I+D Horizon 2020 (Marie Skłodowska-Curie Actions); es decir, mediante la movilidad permanente entre países en el seno de una red de entidades beneficiarias, pero de manera cruzada: investigadores/as y gestores/es de instituciones universitarias realizan “comisiones de servicio” (“secondments”) de investigación e innovación en entidades “de la práctica” de otro país; investigadores/as y gestores/as de una entidad de la práctica (empresa, entidad, administración pública) desarrolla similar estancia en una universidad de otro país del consorcio-red.
Y lo hemos hecho con los estilos propios de la investigación en trabajo social: potenciando la colaboración, impulsando la participación de las personas y grupos a las que los/as profesionales prestan servicios, compartiendo poderes en el proceso investigador, deliberando ampliamente antes de la toma de decisiones en equipo, haciendo confluir saberes científicos multidisciplinares, saberes de la práctica y saberes de las personas usuarias, procurando la transferencia directa de los aprendizajes y resultados a la mejora de las prácticas profesionales, institucionales, organizacionales, político-sociales, todo ello bajo la vigilancia compartida de que el proceso investigador está clara y constantemente iluminado y orientado por los valores e ideales éticos identitarios del trabajo social: la defensa de los derechos humanos y la justicia social.
De todas estas dimensiones, de todas estas problemáticas, conocimientos, políticas, contextos, agentes, procesos, procedimientos, métodos y técnicas, retos y desafíos, quiere tratar, compartir y proponer el presente blog. Nos daremos, cooperativamente, normas básicas para que la conversación bloguera que abrimos en la Red Global –ANSWER pronto se convierta en un estímulo colaborativamente alimentado.
La Red Global-ANSWER pretende, con la presente herramienta de internet, dirigirse al amplio universo de las personas interesadas en el trabajo social, en la movilidad humana, en el papel de las administraciones locales y las asociaciones y entidades, para ir construyendo una Europa en paz, inclusiva, plural, solidaria y justa, una Europa abierta de la ciudadanía, en la que prime la libertad, la igualdad, la solidaridad, los derechos humanos y la justicia social.